“Hay que marchar con todos para soltar la aurora
dentro de tu pueblo como un inmenso río
por donde irá la vida liberada cantando:
Ya vuelvo, amor, América, espérame en el trigo.”

Armando Tejada Gómez, de Compadres del horizonte. 1960

 

Desde BIOS rechazamos la aprobación de la variedad transgénica de trigo HB4 tolerante a la sequía de la empresa Bioceres, que acaba de ser anunciada.
Pareciera estar reviviéndose aquéllos momentos de hace más de veinte años, cuando la soja transgénica desembarcaba de la mano de Monsanto. Proceso que visto en perspectiva agotó los suelos, contaminó ecosistemas y personas, deforestó miles de hectáreas, expulsó campesinos, siempre bajo la promesa de dar alimento y promover el crecimiento reduciendo el uso de químicos.
Ninguna de las promesas de los anteriores eventos transgénicos se han cumplido. Argentina es hoy el primer país en autorizar trigo modificado genéticamente. La variedad de trigo HB4, desarrollada por Bioceres y la francesa Florimond Desprez «confiere tolerancia a la sequía y tolerancia al herbicida glufosinato de amonio», dice la resolución que lo aprueba.
Pero no menciona el efecto que puede tener para el consumo humano.
No adelante el impacto del herbicida asociado, cuando aún la sombra del glifosato nos persigue y nos perseguirá durante décadas.
Ni menciona que los mercados internacionales están cerrados a la compra de trigo transgénico.
Ni la larga lista de expertos que señalan estos riesgos.
Ni recuerda que este tipo de paquetes tecnológicos tienen un fuerte impacto de emisión de gases de efecto invernadero en todo su ciclo.
Y soslaya el tremendo riesgo de la cruza entre el trigo convencional y el modificado genéticamente.
El trigo es la base simbólica de la alimentación. Ha acompañado al hombre desde el inicio de la agricultura. Está a diario en nuestra mesa. Y hasta tiene un sentido religioso.
Por el derecho a la soberanía alimentaria y a todo lo que este evento implica, decimos que NO al trigo transgénico.

BIOS